lunes, 2 de junio de 2008

La madonnita (Sala Cunill Cabanellas, Teatro San Martin, Buenos Aires, 2003)


"En su delirio alquímico, los hombres no han parado de intentarlo: apresar en un objeto, en una cosa, el cuerpo del deseo.
La búsqueda utópica de su soporte perfecto.
Su registro quieto en una foto.
Palabras que lo proyectan desde un libro.
Una grabación de su voz. Un dibujo.
Fantasía de mantener inalterable una imagen transmitida a la cabeza del amante.
Perfecta.

Sin el deterioro del tiempo ni la vulgaridad cotidiana de la relación.
La carne deseada mantenida lejos de su propia carne.
Olvidando, claro, que la carne duele. Que sufre.
De algo así creo que se trata esta pieza.
Nada que no haya intentado desde siempre la dramaturgia.
El texto teatral es la pornografía del teatro.
Su quimera de encerrar en un objeto provocativo, obsceno e indeleble –la obra– aquella carne viva de la representación.
Tal vez por eso este intento –tardío– de un autor teatral de consumar al fín.
De alcanzar por vía de la dirección un auténtico acceso carnal a su propia escritura. De montarla. De ponerla. De debutar ni más ni menos". Mauricio Kartun

No hay comentarios:

Publicar un comentario