martes, 25 de mayo de 2010

El Consul (Teatro Avenida, Buenos Aires, 2009)

©Liliana Morsia
Director musical: Javier Logioia Orbe
Régisseur: Fabian Von Matt
Diseñadora de escenografía: Daniela Taiana
Diseñadora de vestuario: Stella Maris Müller
Diseñador de iluminación: Alejandro Le Roux

Asistente de régie y stage manager: Ximena Belgrano Rawson
Asistente de vestuario: Ana Posadas
Asistente de escenografía: Leticia Ragozzino
 
©Liliana Morsia
 Magda Sorel: Carla Filipcic Holm
John Sorel: Hernán Iturralde
La Madre: Virginia Correa Dupuy
La Secretaria: Elisabeth Canis
El Agente de la Policía Secreta: Leonardo Estévez
El Mago (Nika Magadoff): Osvaldo Peroni
Mr. Kofner: Walter Schwarz
Mujer Extranjera: Andrea Nazarre
Anna Gómez: Gabriela Ceaglio
Vera Boronel: Vanina Guilledo
Assan: Mariano Fernández Bustinza

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ACTO PRIMERO

Cuadro primeroLa casa de los Sorel, por la mañana
A través del parlante de la radio se escucha una canción, pero el clima despreocupado se altera súbitamente. John Sorel entra herido. Su esposa y la Madre lo socorren mientras varios agentes de la Policía Secreta se acercan a la vivienda. El hombre se esconde dentro de una habitación y el jefe del grupo policial aparece violentamente e interroga a Magda. Finalmente abandona el lugar con sus agentes, John abandona el improvisado escondite y les comunica a las mujeres que abandonará el país. Le pide a Magda que vaya al consulado de una nación libre y explique su caso, con el propósito de que en un futuro cercano puedan reunirse más allá de las fronteras de su oprimida patria. Se despide de ella, de su madre y de su pequeño hijo, que duerme en una cuna.
 
 
















©Liliana Morsia

Cuadro segundoEl mismo día, horas más tarde, en el consuladoLa Secretaria está sentada en su puesto de trabajo, mientras que Mr. Kofner y la Mujer Extranjera aguardan su turno. Llegan Magda Sorel, Anna Gómez, Vera Boronel y Nika Magadoff. En la medida en que son atendidos, con la excepción de Vera Boronel relatan sus tristes historias y se desesperan al comprobar que la salida del país es muy remota, pues la burocracia se impone y frustra toda esperanza. Magda pide audiencia con el Cónsul. La Secretaria no le da importancia y le entrega una serie de formularios que deberá completar como paso previo a la obtención de la visa. Nika Magadoff, de profesión prestidigitador, se sienta junto a Vera Boronel y trata de explicarle su oficio al practicar algunos trucos. Los presentes expresan su desazón por las largas esperas que deben soportar en el consulado.
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ACTO SEGUNDO
Cuadro primeroLa casa de los Sorel, un mes más tardeLa madre de John trata de dormir al bebé de los Sorel. Magda llega del consulado, una vez más desalentada, se sienta, se duerme y comienza a soñar. En medio de su pesadilla entra su esposo, seguido por la Secretaria. John lleva en sus manos ramas y piedras y ante la pregunta de su mujer le contesta que con las piedras cubrirá su tumba y con las ramas construirá una cruz. Ella le pregunta por qué ha traído a la Secretaria, pero el hombre le contesta que es su hermana y que deberán compartir la cena. Quiere ver a su hijo. Magda lo lleva junto a la cuna y se aparece la figura ominosa de un nonato. Por último, la mujer regresa sobresaltada a la vigilia.

Una piedra rompe el vidrio de una ventana: es la señal para que llamen a Assan, el vidriero, que tiene noticias de John. Llega el Jefe de la Policía Secreta y le ofrece a Magda la posibilidad de salir del país, si delata a los amigos de su marido. Ofendida, la mujer lo echa de la casa. Entra Assan, le dice que John está ansioso por encontrarse con ella y que apure los trámites en el consulado. La Madre da la noticia de que el niño de los Sorel ha muerto. Assan se despide para regresar cuando tenga nuevas noticias.

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Cuadro segundoDías más tarde, en el consulado
Mr. Kofner, la Mujer Extranjera, Nika Magadoff, Vera Boronel y Anna Gómez esperan. Cuando el mago está por ser atendido llega desesperada Magda Sorel, quien logra pasar primera. Nika Magadoff, al ver que la Secretaria le pide sus documentos, intenta distraerla con algunos trucos, pero esta se enfurece. El mago, para demostrar sus poderes, hipnotiza a todos los presentes, quienes se levantan de manera automática y comienzan a danzar. Ante la orden de la Secretaria Nika Magadoff despierta a cada uno. Al ver que no podrá presentar la documentación solicitada, el ilusionista se retira ofendido y amargado.

Magda se acerca a la Secretaria, quien le dice que deberá llenar más formularios. Desesperada, la mujer rompe los papeles y echa en cara que por la burocracia y la falta de humanidad se han perdido muchas vidas. Impresionada, la Secretaria cede y le promete la tan solicitada entrevista con el Cónsul, quien en ese momento está reunido con un amigo. Se abre la puerta de la oficina y sale el amigo, que no es otro que el Jefe de la Policía Secreta. Magda cae desmayada.
 
 
 
















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ACTO TERCERO

Cuadro primero
El consulado, algunos días después
Magda permanece sola en la sala de espera, la Secretaria le recuerda que ya es hora de cerrar y que el Cónsul no irá esa tarde. Llega Vera Boronel y se entera de que su documentación está lista. De todos los que han hecho antesala en el consulado, Vera es la única que no padece una situación de precariedad y zozobra. Llega Assan en busca de Magda para decirle que John, enterado de que su madre y su hijo han muerto, vendrá a buscarla. Sale el vidriero y tras él Magda, que deja olvidado su bolso. Vera Boronel y la Secretaria la llaman en vano. Mientras ordena su escritorio, la Secretaria cree ver las caras de los desgraciados peticionantes, que la miran en forma acusadora. Irrumpe John, preguntando por Magda y perseguido por el Jefe de la Policía Secreta. La Secretaria le dice que hará todo lo posible para ayudarlo y también le permite avisar a su mujer, pero es tarde.

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Cuadro Segundo
El hogar de los Sorel, en la noche de ese mismo día
Magda ha resuelto terminar con su vida. Abre las llaves del gas de la cocina y aguarda. Mientras pierde el sentido se le aparece la visión de aquellos que conoció en el consulado. John, con muy buen aspecto, está del brazo de su madre, vestida de novia. La voz del Jefe de Policía la interroga. Por el hechizo del prestidigitador, todos bailan una danza siniestra.

Magda, que quiere despertar, es acusada por su marido por la muerte de su hijo. Ella trata de tocarlo pero la figura se esfuma, también las demás siluetas se diluyen lentamente. Magda implora a John y a la Madre que la esperen, pero no hacen caso a sus ruegos. Cuando todos desaparecen llega nuevamente Nika Magadoff, que lleva del brazo a la mujer rumbo a la cocina. Le cubre la cabeza, la acomoda para el descanso eterno y se retira. Suena el teléfono. Magda trata de atender pero es inútil. Luego de intentar su último esfuerzo, abandona el mundo.
 

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