martes, 22 de enero de 2013

El (a)parecido (CETC, Teatro Colón, Buenos Aires, 2010)

 
 ©Mariano Rapetti
 Actores: Blas Arrese Igor, Román Lamas, Horacio Marassi, Julieta Vallina
Cantantes: Cecilia Pastorino, Johanna Pizani, Juan Francisco Ramírez

©Mariano Rapetti
Escenógrafía: Norberto Laino
Iluminación: Alejandro Le Roux
Vestuario: Mirta Liñeiro
Libreto y dirección escénica: Emilio García Wehbi
Composición y dirección musical: Marcelo Delgado

 ©Mariano Rapetti

Asistencia de vestuario: María Fridman
Asistencia de iluminación: Luciana Giacobbe
Ayudantía de dirección y coordinación de intérpretes invitados: Paula Baró
Asistencia de dirección musical: Valentín Pelisch
Asistencia de dirección escénica: Julieta Potenze





©Mariano Rapetti

Sobre el libreto y la escenificación de El (A)parecido
Si construyéramos una deconstrucción del libreto y de la escenificación de El (A)parecido podríamos encontrar rápido y groseramente personajes salidos de América de Kafka o del circo de P. T. Barnum, listas a lo Sei Shônagon en su Libro de la Almohada, citas de Shakespeare y Rilke, referencias a A Través del Espejo de Lewis Carroll y a La Flauta Mágica de Mozart, a Emilio Salgari, Julio Verne, y a la enciclopedia Lo sé Todo, escenas de películas de los Hermanos Marx, fotos de personas y criaturas bizarras del siglo XIX, vestuarios más parecidos a disfraces infantiles que a vestimentas teatrales, transcripciones textuales de fragmentos de Ágape se Apaga, de William Gaddis, reescrituras básicas de los conceptos de originalidad y reproducción desarrollados por Walter Benjamin, reflexiones acerca de la tecnología y el capitalismo, etc.

©Mariano Rapetti

A simple vista nos encontraríamos con un entramado desorganizado de ideas y formatos que parecieran no estar emparentados, pero en un escrutinio más profundo podríamos advertir que hay un tema que colorea –o mejor dicho sombrea- de manera uniforme a todos esos materiales.
El tema es
la memoria, pero la memoria como hecho subjetivo; la memoria como la recuperación de nuestra propia identidad y de su relación con el mundo; una memoria de infancia que parece a priori apolítica pero que es, en realidad, profunda y verdaderamente política; una memoria que nos enseña que el acto de recordar es un acto volitivo pero también casual, caprichoso, selectivo e inesperado. Y leyendo aún más entre líneas, veríamos que esa sombra es proyectada por la escritura y la imagen de un gran poeta del cine, gema más o menos oculta, amante de los gatos y los enigmas: Chris Marker. De los scripts y conceptos de sus películas Sans Soleil y La Jetée, este (A)parecido le es absolutamente subsidiario, y a este creador le están dedicados el libreto y el montaje escénico de este espectáculo.

Emilio García Wehbi

©Mariano Rapetti

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