martes, 17 de junio de 2008

Iphigénie en Tauride (Museo Nacional de Arte Decorativo, Buenos Aires, 2007)

Dirección: Marcelo Birman
Iphigénie:
Ana Moraitis
Oreste:
Sergio Carlevaris
Pylade:
Pablo Pollitzer
Toas:
Alejandro Meerapfel
Ministro / Guardia: Clodomiro Forn y Puig
Diana: Ana Santorelli /
Rosana Risé
Sacerdotisas: Luciana Milione, Soledad Molina

Coro
Sopranos:
Marcela Campaña, Natalia Iñón, Margarita Lorenzo, Cecilia Marchesotti, Luciana Milione, Soledad Molina
Mezzos: Magdalena Lara, Julieta Mugica, Bárbara Perrotta, Julia Proserpio
Tenores: Pablo Brudnick, Pablo Claria, Walter Eichenberger, Maximiliano Gallo, Juan Michelli
Barítonos: Marcelo Dutto, Juan Feico, Martín González, Martín Hartmann, Eugenio Monjeau, Pablo Traine


Orquesta
Violines I: Joëlle Perdaens (concertino), Carlos Cosattini, Martha Cosattini, Valeria Collante, Osiris Aldebrán
Violines II: Alicia Morán , Jorge Maraboli, Andrea Lizárraga, Marcela Olivieri
Violas: Gabriela Gariglio, Mariela Meza, Javier Portero
Cellos: María Jesús Olondriz, Ignacio Caamaño, Martín D'Elía, Paula Sadovnik
Contrabajo: Gerardo De Mónaco
Flautas: Raúl Becerra, Javier Gelati
Oboes: Horacio Laria, David Bortolus
Trompetas: Osvaldo Lacunza, Sergio Abraham
Cornos: Armando Izzi, Gerardo García
Fagot: Eduardo Rodríguez
Clave: Manuel de Olaso
Timbales:
Arauco Yepes

Diseño de Luces: Alejandro Le Roux
Asesoramiento Escénico: Bea Odoriz

Auspiciado por la FUNDACIÓN SZTERENFELD



"Ha de señalarse como una labor digna de encomio la tarea de asumir la representación de una tragedia lírica como Iphigénie en Tauride, de Gluck, la obra maestra que dio cima incuestionable a su célebre reforma de la ópera en el último tercio del siglo XVIII. El haberlo llevado a cabo con un grado de integración coherente de sus elementos constitutivos, hasta lograr una unidad de sentido, es un hecho realmente plausible. La versión de concierto ofrecida por la Compañía de las Luces, con la dirección de Marcelo Birman, tuvo suficiente grado de consistencia en la concertación de los recursos vocales e instrumentales, a los que sumó - en la medida en que lo posibilitó el suntuoso marco del Museo Nacional de Arte Decorativo- una acción dramática que esquivó eficazmente la estaticidad forzosa, en equilibrada conjunción con la serena majestuosidad de la tragedia helénica. La trama de pasiones e intereses humanos, la exaltación de Atenas y su gloria, presididos por el destino omnipresente, que Eurípides pone en boca de sus personajes, adquieren, gracias al libreto de Guillard, una perspectiva dramática flexible, alejada de todo hieratismo, a la que la música de Gluck confiere intensidad y continua fluidez en la sucesión de arias y recitativos acompañados por la orquesta. Desafinaciones ocasionales aparte, en esta labor sobresalió el encomiable desempeño de Birman. Su escrupulosa labor en materia de color y contrastes orquestales, así como en la gradación de intensidades sonoras, que siguió una retórica instrumental en la que la acción de los recitativos se unió fluidamente con la expresión de las arias, rindió sus frutos. El papel protagónico, confiado a Ana Moraitis, fue asumido con solvencia vocal y con el sereno patetismo que requiere la sacerdotisa de Diana; hubo dramática intensidad en sus recitativos cuando fue requerido y supo conjugar la expresión cantada con el gesto. Muy convincente fue Alejandro Meerapfel (Thoas) en la expresión resolutiva de su canto, expresión del rudo y cruel papel del rey escita. Sergio Carlevaris (Orestes) cumplió una labor destacada por la calidad y amplitud de su registro vocal, muy parejo y sin fisuras, de gran carga dramática para dar expresión a su papel, en tanto que Pablo Pollitzer (de excelente dicción francesa), tuvo asimismo un desempeño excelente como Pylade, asumido con flexible y persuasiva expresividad en su voz y su gesto. Muy buena voz exhibió Ana Santorelli en su breve intervención como Diana. Tanto Luciana Miliona como Soledad Molina (sacerdotisas) fueron muy eficaces, y fue correcto Clodomiro Forn y Puig. El coro, en todo momento homogéneo, siguió las alternativas emocionales de la acción con significativa presencia en su expresión vocal y sus gestos." Héctor Coda (La Nacion 11/09/2007)

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