martes, 23 de diciembre de 2008

Castor Pollux (Museo Nacional de Arte Decorativo, Buenos Aires, 2008)

Digna versión de Cástor y Pólux
La Compañía de las Luces ofreció una realización sumamente recomendable

Presentación de la tragedia lírica Cástor y Pólux (1754), de Rameau, con libreto de Bernard, en versión de concierto a cargo de la Compañía de las Luces, coro y orquesta con instrumentos de época, con dirección de Marcelo Birman, auspiciada por la Fundación Szterenfeld.

Puesta en espacio: Ezequiel Barreras.
Asesoramiento actoral: Bea Odoriz.
Iluminación: Alejandro Le Roux.
Movimiento escénico: Margarita Wolf.
Preparación coral: Rosana Risé y Luciana Milione.
Cantantes: Ana Moraitis, Marisú Pavón, Pablo Pollitzer, Sergio Carlevaris, Carlos Ullán, Clodomiro Forn y Puig Damián Ramírez, Luciana Milione, Soledad Molina, Martín Benítez y Juan Feico. Museo Nacional de Arte Decorativo.

Nuestra opinión: muy bueno

Lleva esta nueva realización de la Compañía de las Luces, con la dirección de Marcelo Birman, el sello de la calidad que se asienta sobre la superación constante en el abordaje de las obras más valiosas de la tradición barroca. Ello se traduce en un rendimiento, en general muy satisfactorio, de cada sector que configura este nuevo espectáculo de teatro musical ofrecido en versión de concierto. Tanto las voces individuales como el coro con su intervención directa en la acción dramática supieron unir su expresión vocal a la plasticidad que el movimiento escénico señaló en esta acertada "puesta en espacio" de Ezequiel Barreras. Todos han logrado dar el tono exacto a lo que en verdad se ajusta más al carácter de un drama elegíaco que a una tragedia de carácter ineluctable. El rico trasfondo simbólico del mito de los Dióscuros, el destino intercambiable de los gemelos Cástor y Pólux por obra de Júpiter, encontró en esta versión el soporte de una imaginería fértil en recursos expresivos.
No menos valioso resultó el desempeño de la orquesta de la compañía, con empleo de instrumentos de época, evidenciando un ejemplar ajuste, con una sonoridad que dio profundidad orquestal y balance dinámico a la partitura de Rameau. Fue espléndida la ejecución de la suntuosa ouverture . Aplicada más hacia los elementos expresivos y descriptivos de la trama, la partitura fue adecuadamente traducida por la orquesta y el coro en cuanto a tensiones y distensiones del discurso musical.
Vocalmente, la obra de Rameau fue enaltecida por las voces de Pablo Pollitzer (Cástor) por la excelente modulación de su timbre vocal y la expresividad de su emisión; Clodomiro Forn y Puig (Júpiter) tuvo calidad interpretativa; Ana Moraitis (Telaïre), por la emisión amplia y la resonancia de su voz; Sergio Carlevaris (Pólux), con buen caudal, si bien a veces algo calante; Marisú Pavón (Phoebé/Suivante d Hébé) logró convincente intensidad dramática; gran efectividad exhibió el contratenor Damián Ramírez (Grand Pretre), y hubo convincente efectividad en Carlos Ullán (Mercure/Athléte). El resto del elenco cumplió sus papeles con corrección, en sintonía con el rendimiento general, lo cual torna muy recomendable esta nueva realización de la Compañía de las Luces.

Héctor Coda

LA NACION
Miércoles 8 de octubre de 2008

No hay comentarios:

Publicar un comentario