martes, 22 de enero de 2013

Flamma Flamma (Sala Martín Coronado, Teatro San Martín, Buenos Aires, 2012)


 ©Carlos Furman


Escribió el crítico Fred Flaxman en 1997: “Flamma Flamma audazmente sintetiza el concepto occidental espiritual de una misa de réquiem por los difuntos, con ritos y ceremonias de la muerte de las culturas no occidentales. Su elemento unificador es la idea del Fuego -el Fuego como herramienta de vida, como una metáfora de la pasión, como el agente más poderoso de transformación en la naturaleza, como una manera de deshacerse de los difuntos.

La mística del fuego capturó la imaginación de Nicholas Lens, quien llegó a su conclusión filosófica acerca de la vida y la muerte escribiendo: ‘Para mí lo único que hace soportable la vida es el conocimiento de que llegará a su fin, porque aceptar esto es la única manera de disfrutarla libremente y sin condiciones’.”

Mas allá de estos comentarios de Lens y Flaxman, y de los textos en latín escritos por Herman Pontocarero para Flamma Flamma, lo más importante es que la obra musical me interesó muchísimo desde el primer momento como un todo, y llegó a mi mente y tocó de manera muy fuerte mis sentimientos y emociones, como para decidir crear una versión coreográfica que hoy es un hecho.

Flamma Flamma puede parecer una obra abstracta, porque no cuenta una historia, pero no siento que sea así: hay un hilo conductor que me ha llevado a unir a cada personaje con cada situación, y ese es el Fuego, el que cada uno tiene como Fuego creador, que no está personificado en ningún bailarín, pero está presente en casi todas las escenas y en cada uno de los personajes que las danzan. Es ese fuego purificador que Borges dibujó magistralmente en “Las ruinas circulares”, y que nos tiene unidos a todos en un mismo devenir."

Mauricio Wainrot


 ©Carlos Furman

Iluminación
Alejandro Le Roux, Eli Sirlin
 
Escenografía

Graciela Galán 
 Vestuario:  
Graciela Galán

©Carlos Furman

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