miércoles, 10 de abril de 2013

Jakob Lenz (CETC, Teatro Colón, Buenos Aires, 2004)


Esta ópera de cámara de Wolfgang Rihm se basa en la historia del poeta alemán Jakob Lenz (1751-1792), uno de los más importantes dramaturgos del romanticismo temprano, y una figura mítica.
Intentó y no pudo concretar un romance con Friederike Brion (amante de Goethe), y poco a poco se obsesionó con ella y los enfrentamientos literarios que mantenía con el propio Goethe.

Lenz, obsesivo, esquizofrénico, finalmente encontró refugio en la casa de Oberlin, un pastor, que cuidó de él hasta sanarlo. Sin embargo, Lenz era incapaz de permanecer bajo su techo y con el tiempo dejó la casa de Oberlin para continuar su búsqueda de la armonía y la iluminación.
 

La novela
Lenz de Büchner describe ese período pasado en lo de Oberlin y se concentra particularmente en el estado de ánimo de Lenz. La novela se convirtió en la inspiración para la ópera Rihm en 1977, en la que Rihm y su libretista (Michael Fröling) intentaron poner de manifiesto los aspectos más controvertidos de la vida de Lenz y su personalidad, expresando el atormentado interior del poeta a través de una partitura fracturada y expresiva.

La directora Carline Petrick hace hincapié en las resonancias contemporáneas de Lenz, tanto personales como en nuestra sociedad. Su interpretación pone de relieve la ironía que mientras vivamos íntimamente rodeado por otros, nuestra confusión interna y la tragedia permanecen casi incomunicables.
 
 
  
Magistral ópera de cámara. Hector Coda. La Nación

Echar luz sobre algún período o personaje del pasado no es mera reconstrucción de hechos o circunstancias históricos o biográficos; implica una mediación casi siempre subjetiva, una elaboración comprensiva ineludiblemente actual que reflejará, consciente o inconscientemente, nuestra propia posición en el tiempo. Todo ello forma parte de una respuesta al interrogante más amplio e imperioso que nos formulamos motivado por la sociedad misma en que vivimos. Esta ha sido la motivación principal que ha llevado al libretista Michael Fröhling a indagar desde nuestra perspectiva histórica en la rebelión del poeta y dramaturgo alemán Jakob Michael Reinhold Lenz (1761-1792), figura relevante del Sturm und Drang (Tormenta e Impetu), movimiento de la literatura alemana que reaccionó contra el neoclasicismo académico imperante en su época.

Basada en "Lenz", novela inconclusa del escritor Georg Büchner, perteneciente a una generación posterior, en pleno romanticismo literario, Fröhling y el compositor alemán Wolfgang Rihm -figuras relevantes de la música contemporánea- recrearon la tragedia personal de Lenz apuntando a las aristas más controvertidas de la personalidad del poeta e intensificando al máximo su drama interior. Rihm apeló a la densidad sonora; a un lenguaje tenso de alturas e intensidades vertiginosas; trabajó el texto con un amplio espectro vocal, incluido el "Sprechgesang" (canto hablado), y elaboró así una diversificada coloratura. Su lenguaje armónico va del atonalismo al tonalismo puro, y podría calificarse de tradicionalista en comparación con sus obras posteriores para la escena, por emplear recursos que la vanguardia de los compositores de los años setenta (la obra fue compuesta en 1977-78), con las micropolifonías, las superformas o la descomposición espectral del sonido, ya habían abandonado. Pero su música, con intensa expresividad sonora, confiere un notable grado de espesor semántico y vigor expresivo a un texto por momentos apocalíptico.

En la tragedia del protagonista se ha querido ver un símil con la situación del hombre en la civilización actual. Carolina Patrick rescata la palpable inmediatez de lo humano al situar a los cantantes cerca del público. La fisura interior del protagonista resultó así más real, al abolirse la distancia que a menudo introduce la interpretación en el teatro convencional. Lenz grita, conmovido, su drama a los demás, pero no logra comunicarse con ellos ni con su yo íntimo. La intensa condensación dramática cuenta con una puesta en escena inteligente, cuyo minimalismo recorre el texto biográfico original de Büchner.



Timbres contrapuestos

La partitura de Rihm contrapone al libreto una diversidad de timbres instrumentales y vocales que enfatizan lo emocional, asimilándose al texto de manera sumamente flexible, superadora de concepciones intelectuales o estructuralistas. El ensamble de once músicos que la abordó demostró poseer un admirable ajuste y desempeño interpretativo con la precisa dirección de Alejo Pérez, que siguió el pulso sanguíneo de la acción escénica manteniendo los tonos oscuros de los matices sonoros, recreando el clima obsesivo y la angustia sofocante que se respira en toda la obra. El barítono Hagen Matzeit cumple una recreación admirable del atormentado poeta, no sólo por el excelente aprovechamiento de su registro vocal, expuesto en toda su amplitud, incluidos el grito y el empleo del falsete, sino además por su ejercicio actoral, que aborda magistralmente todas las facetas del personaje en el progresivo delirio que lo aislará cada vez más incitándolo al suicidio. El bajo Marek Gastecki (el pastor Oberlin), con un timbre de voz envidiable por su profundidad, tono grave y sereno y expresión convincente, transmitió fielmente la inquietud de quien protegió en la vida real a Lenz, y el tenor Lorenzo Carola (el amigo Kaufmann), con singular expresividad y acentuado dramatismo, cantó su parte con eficacia.

El coro se movió bien dentro del ámbito austero -e ideal- de las galerías del CETC. En sus intervenciones cantadas, en sus enfáticos fonemas, demostró un profesionalismo ejemplar. El ajustado juego de luces y el acertado vestuario completaron el logro total.




No hay comentarios:

Publicar un comentario