Comedia
lírica en tres actos - Música
de Giuseppe Verdi - Libreto de Arrigo Boito
©Liliana
Morsia
Dirección
musical: Javier Logioia Orbe
Puesta
en escena: Fabian von Matt
Diseño
de escenografía y vestuario: Daniela Taiana
Diseño
de iluminación: Alejandro Le Roux
Dirección
del coro: Juan Casasbellas
Asistente
de régie: Ximena Belgrano Rawson
Asistente
de escenografía y vestuario: Leticia Ragozzino
©Liliana
Morsia
Sir
John Falstaff: Luis Gaeta
Fenton,
joven caballero: Carlos Ullán
Ford,
rico burgués, marido de Alice: Leonardo Estévez
Dr.
Cajus: Osvaldo Peroni
Bardolfo,
secuaz de Falstaff: Gustavo De Gennaro
Pistola,
secuaz de Falstaff: Walter Schwarz
Mrs.
Alice Ford: Vanesa Tomas
Nannetta,
hija de Alice: Gabriela Ceaglio
Mrs.
Meg Page: Cecilia Jakubowicz
Mrs.
Quickly: Elisabeth Canis
Acto
I
Escena
I - Hostería de la jarretera
En
compañía de sus secuaces Bardolfo y Pistola, Sir John Falstaff
termina dos cartas cuando lo sorprende el Dr. Cajus. No presta
atención al exaltado hombre, que le presenta reclamos por haberlo
convertido en objeto de algunas de sus acciones deshonestas. El
desairado Cajus se retira entre las burlas de Bardolfo y Pistola,
quienes mofándose de su beatería le cantan una antífona. Falstaff
los reprende: si quieren robar –tanto en la vida como en el canto–
deben hacerlo con elegancia y a tiempo. Como su situación económica
es muy precaria, el obeso y anciano caballero tiene un plan: en
Windsor hay un rico burgués llamado Ford, cuya esposa Alice quedó
embelesada al verlo pasar por su casa. Pero lo más importante es que
la bella mujer posee la llave del cofre del dinero de su marido. Y
Margherita Page, a quien le dicen Meg, también “sucumbió” ante
sus maduros y viriles encantos; y también posee la llave de las
arcas de su esposo. Falstaff entrega a sus cómplices sendas cartas
para las damas, cuyas virtudes serán puestas a prueba. Los bribones
se niegan argumentando razones de “honor”. Su amo manda las
cartas por el paje Robin y les da un sermón sobre el honor: ¿no hay
que dejarlo de lado si la acción lo requiere? ¿Cómo se atreven a
hablar de honor? ¿Qué es el honor? ¿Sirve para llenar la panza,
arreglar un hueso o un dedo? Por supuesto que no. ¿Qué es entonces
sino una palabra, aire que vuela? Finalmente los echa a escobazos.
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Escena
II - Una calle, ante la casa de los Ford
Alice
y Meg tienen ansias de compartir con Nannetta (la hija de Alice) y
con Mrs. Quickly (una alcahueta) las cartas que les ha enviado
Falstaff. Cuando comienzan a leer comprueban que, salvo en los
nombres de las destinatarias, ambas son idénticas. Se ríen de las
pretensiones amorosas del viejo y deciden darle un escarmiento.
Llegan
Bardolfo y Pistola, acompañados por Cajus y Ford. Les cuentan el
plan de su ex patrón. Aparece Fenton, el enamorado de Nannetta.
Ford, inquieto, pide más claridad, mientras su hija comienza a
flirtear con el joven a sus espaldas. Por su lado, las mujeres
deciden que Quickly le llevará una carta de Alice a Falstaff, en la
que le propondrá una cita en su casa. Comienza la venganza por la
osadía del viejo. Por su lado, Ford se le presentará con un nombre
falso (“señor Fontana”) para averiguar en qué estado están sus
maquinaciones. La escena culmina con las risas burlonas de las
mujeres.
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Morsia
Acto
II
Escena
I - Hostería de la jarretera
Ahora
al servicio de Ford, Bardolfo y Pistola fingen arrepentimiento ante
Falstaff. Una dama quiere ver a Sir John: es Mrs. Quickly, quien le
revela que Alice está “perdidamente enamorada” de él y le trae
un mensaje: el marido, un hombre celoso, se ausenta de su casa de las
dos a las tres; el obeso caballero arde de entusiasmo. Pero hay otro
mensaje para Falstaff: Meg también sucumbió a sus encantos pero el
marido jamás sale de casa. Por último, Quickly le comenta que
ninguna de las dos mujeres sabe de la pasión de la otra, detalle que
le importa por su propósito de doble seducción.
Llega
el señor Fontana (Ford). Le confiesa a Falstaff que está
perdidamente enamorado de Alice, a quien no logra seducir. Pero si la
dama dejara de ser virtuosa habrá esperanza. Para concretar su plan
secreto (poner a prueba la virtud de Alice), el torturado y celoso
marido le promete a Falstaff su patrimonio, si logra seducir a la
mujer: esto sucederá entre las dos y las tres. Sir John sale para
acicalarse y deja solo al marido, presa de los celos, hasta que
regresa y ambos abandonan el lugar entre zalamerías, la furia
contenida de uno y las carcajadas del otro.
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Escena
II - Salón en la casa de los Ford
Quickly
les cuenta a las comadres de su entrevista con Falstaff. El seductor
está por llegar, ya es la hora. Nannetta se ve preocupada: su padre
no acepta a Fenton y quiere que se case con el viejo y ridículo
Cajus. Llega Falstaff y encuentra a Alice sentada ante su mesa,
tocando el laúd. Comienza a seducir a la mujer y recuerda cuando de
joven era paje del Duque de Norfolk, tiempos en los que fue tan bello
y esbelto. Se escuchan los gritos de Quickly: Meg se avecina.
Falstaff se esconde detrás de un biombo. La comadre le anuncia a su
amiga que Ford se enteró de todo y clama venganza… Pero esto es
verdad, no es una estratagema de las mujeres: Ford sabe, se acerca y
su furia es real. El marido, acompañado por Cajus, Bardolfo y
Pistola, busca por todos lados y vacía un gran canasto de mimbre,
para ver si el seductor se ocultó allí adentro. Abandona el salón
para continuar con su búsqueda y las mujeres aprovechan y ocultan a
Falstaff en el interior del canasto, sepultándolo con ropa sucia.
Detrás del biombo se ocultan Nannetta y Fenton. Regresa Ford y al
oír rumores, quita el biombo y pone al descubierto a la pareja.
Alice llama a sus sirvientes y les ordena vaciar el contenido del
canasto en el Tamésis… En compañía de la ropa sucia, Falstaff
termina en el agua.
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Acto
III
Escena
I - Hostería de la jarretera
Golpeado
y húmedo, Falstaff medita sobre su desventura. Pide un vaso de vino
caliente y maldice al mundo, ladrón y mezquino, y a la falta de
virtud. Dice que cuando él muera, desaparecerá la verdadera virtud
del mundo. Su humor mejora con los tragos. Llega Quickly, con nuevos
planes para el viejo seductor. Le cuenta que Alice lo ama y que
planea una nueva cita. Deberá ir al parque a la media noche y
disfrazado de “cazador negro”, hasta la encina de Herne, donde
según la tradición tienen lugar los aquelarres. Al sonar las doce
campanadas, aprovechando la reunión de los espíritus y otros seres
sobrenaturales, Falstaff tendrá su encuentro amoroso con Alice.
Paralelamente,
Ford reconoce lo exagerado de sus celos y Alice prepara la
“mascarada” para la medianoche: Nannetta será la reina de las
hadas, Meg la ninfa verde del bosque y Quickly una bruja. También
llevará niños en hábitos de duendes, diablos y demás criaturas,
para darle su merecido a Falstaff. Y Ford diseña su plan:
aprovechando la confusión, casará a Nannetta con Cajus; Quickly lo
descubre e impedirá su estratagema.
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Escena
II - Hacia la medianoche en el parque, junto a la encina de Herne
Mientras
Fenton expresa su amor por Nannetta, las comadres y Quickly planean
su estrategia para frustrar el plan de Ford y Cajus. Se ocultan y
aparece Falstaff, disfrazado de cazador negro y temeroso por las
horrendas leyendas de espíritus que circulan con relación al lugar.
Alice
se hace ver y le sigue el juego de seducción a Sir John, evitando a
la vez que la tome entre sus brazos. Meg finge que ha comenzado el
aquelarre y pide socorro. Nannetta aparece vestida de hada y Falstaff
se tira al suelo y oculta su rostro: según dicen, quien mira a las
hadas muere. Llegan Ford, Cajus, Bardolfo y Pistola, y todos,
haciéndose pasar por un cortejo espectral, se tiran encima del viejo
pellizcándolo, pateándolo y exigiéndole arrepentimiento. En
realidad, Falstaff descubrió todo pero les sigue el juego. Ford y
las mujeres festejan su victoria y cuando se dan a conocer, Falstaff
les aclara que en realidad, si pudieron ser tan astutos con él, es
porque su propia astucia se los permitió. Por último, se celebrará
una doble boda con la llegada de una nueva e inesperada pareja. Como
las comadres manipularon los disfraces con habilidad, Ford termina
casando a Cajus con Bardolfo y a Fenton con Nannetta… Y Falstaff
festeja su triunfo: ¿quién ha sido burlado? Todos se señalan
acusadoramente pero Alice reúne a Falstaff, Cajus y Ford: los tres
han sido engañados. El marido bendice la unión de su hija con
Fenton e invita a todos a cenar a su casa. Por último Falstaff
aclara que todo en el mundo es burla, que el hombre es un burlón
nato y que quien ríe mejor es el que suelta la carcajada final.
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